L' Eusebi
Siete mesas y una barra. Un vermut y Rock&Roll. ¿Se os abre el apetito? ¿No? Entonces sigo. Huele fenomenal y destierro mi idea de tomarme solo un aperitivo. Con lo que me siento y espero, que para eso me he acercado al mediodía y no tengo prisa.
Una suela de zapato, que pisa con fuerza, nos muestra una carta que es una oda a la cocina de mercado catalana: mejillones al vino de Gandesa, bacalao caramelizado, calamar relleno, croquetas y latas, y tortillas, y un curry de calabaza para mojar pan. Sigo. Son amables. Sí, es cierto, son serviciales y simpáticos con los clientes. Una rareza en los días que corren. Y mientras espero a mi amiga, me cuelo en conversaciones ajenas sin reparo, móvil en mano, parapetada tras mis gafas de sol. Se habla alto. Se brinda. Se ríe. Se come. El sol te calienta la espalda. Es el local perfecto para pasar desapercibido en uno de esos días melancólicos y solitarios. En serio, es todo un hallazgo.
Una suela de zapato, que pisa con fuerza, nos muestra una carta que es una oda a la cocina de mercado catalana: mejillones al vino de Gandesa, bacalao caramelizado, calamar relleno, croquetas y latas, y tortillas, y un curry de calabaza para mojar pan. Sigo. Son amables. Sí, es cierto, son serviciales y simpáticos con los clientes. Una rareza en los días que corren. Y mientras espero a mi amiga, me cuelo en conversaciones ajenas sin reparo, móvil en mano, parapetada tras mis gafas de sol. Se habla alto. Se brinda. Se ríe. Se come. El sol te calienta la espalda. Es el local perfecto para pasar desapercibido en uno de esos días melancólicos y solitarios. En serio, es todo un hallazgo.
Por cierto, está en la calle San Eusebio, justo detrás de la Clínica del Pilar.
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